Si quieren debate, véanlo por Televisa, si no, vean el fútbol por Azteca. Yo les paso los ratings al día siguiente."Panem et circenes", escribió Juvenal, "la forma del gobierno para mantener al pueblo distraído de la política". Yo agregaría: y si no hay pan, denle más circo...
— Ricardo B Salinas P (@RicardoBSalinas) April 30, 2012
O pónganles futbol.
Eso es lo que la teleaudiencia tenemos enfrente esta noche, un partido de futbol y un debate. No nos engañemos. El debate presidencial de hoy por sí mismo será un ejercicio pobre, mediocre, gracias a la debilidad de su formato y al pavor que candidatos y partidos le tienen a la espontaneidad. No será diferente a otros debates que ya hemos visto antes. Pero el debate, por imperfecto que sea, nos da la mejor -por ser la única- oportunidad de comparar discursos y ver a estos politicos, de entre los cuales surgirá quien nos gobernará los próximos seis años, frente a frente.
Dejando maniqueísmos de lado es claro que TV Azteca y Televisa no son el enemigo, pero tampoco son nuestros amigos. Son grandes empresas que velan por sus intereses y que responden a ética y conciencia cívica sólo cuando les conviene. No hay sorpresas aqui. El potencial para sorprendernos como pueblo está en otro lado.
Está en nosotros mismos.
Lo que el duopolio de la televisión abierta nos está dando al no darnos la transmisión del debate presidencial en sus principales señales es una oportunidad, como me atrevería a decir ninguna otra que hemos tenido hasta ahora, de demostrar responsabilidad cívica y poder de elección, capacidad y voluntad para establecer prioridades como ciudadanos y actuar en consecuencia.
Los que deseamos un país diferente sabemos que dos dedos de frente sobran para darse cuenta cuales deben ser nuestras priodidades y en donde debemos poner nuestra atención esta noche. Si como teleaudiencia terminamos favoreciendo al circo, veremos el futbol, y no importa si gana Tigres o el Morelia... como pueblo habrá perdido México.