Es la muerte.
Eso es lo que dice esta máxima de la sabiduría popular. Frecuentemente va antecedida por un "a final de cuentas", "la verdad es que" o un complemento por el estilo. Es frase contundente y definitiva. Sin el afán de hacer un mal chiste, es... lapidaria.
Pero también es falsa.
La aceptación, resignación, ante la inevitabilidad de la muerte, de nuestra muerte, sin darnos cuenta muchas veces la convertimos también en resignación ante la incertidumbre de nuestras vidas, y en excusa para no poner atención, para no tomar el control de las mismas.
Porque a final de cuentas el desenlace es uno, y el mismo, para todos; sólo cambia la forma y el tiempo que nos toma llegar a él.
La muerte no es cualquier cosa, por decir lo menos. Evidentemente sólo podemos hablar de ella como testigos de la muerte de los demás, y de la dolorosa experiencia que nos significa particularmente la muerte de nuestros seres queridos.
Pero tampoco es más de lo que es. Es final, es partida, y para algunos de nosotros es transición, pero su inminencia relativa definitivamente no es lo único de lo que podemos estar seguros en la vida.
Aquí y ahora, en tu vida, como en la de todos es seguro que puedes hacer por vivirla bien, hoy.
En la vida es seguro que has tenido oportunidades para hacer que tu vida trascienda en las vidas de otros,y si aún estás vivo mañana -lo cual es muy probable- las seguirás teniendo. Aprovecharlas o no es tú decisión.
En la vida es seguro que a alguien le importas y te necesita, y es seguro que puedes hacer cosas para atenderle como se merece.
En la vida es seguro que el amor, por los demás y por tí mismo, es el mejor camino para vivirla bien, y para conseguir las cosas anteriores.
Si decidieras ignorar esto y la misma vida o Dios, o el cosmos, son lo suficientemente benévolos contigo para que tu muerte no sea súbita y tengas el suficiente tiempo para contemplarla... es seguro que lamentarás haber vivido de esa manera, durante los días, horas o minutos que te queden.
En la vida, sin embargo, es seguro que hoy
tu vida está en tus manos, si tú así lo deseas.
La muerte... sin duda llegará.
Pero no.
No es lo único seguro en esta vida.