Reflexiones Dominicales VI

• El viernes se cumplieron 41 años de el acto de represión civil más trágico en la historia contemporánea de nuestro país: la masacre de 1968 en la Plaza de las Tres Culturas, en Tlatelolco, y cada año la fecha parece volverse sólo una efemérides que pasa sin mayor pena ni gloria. Si, hubo una marcha de protesta y en recuerdo de las víctimas, pero me parece que cada vez desvirtuan más su propósito grupos oportunistas que desde su particular posición de inconformidad (llámense anarquistas, tribus urbanas o "estudiantes") aprovechan la ocasión para hacer desmanes y destrozos que nada tienen que ver con el movimiento social que en el 2 de Octubre se recuerda.
  
  
• El miércoles 1 tomaron posesión los jefes de todas las delegaciones del D.F. que fueron electos el pasado mes de Julio. Dos tomas de protesta llamaron particularmente la atención: La de Demetrio Sodi, ahora jefe delegacional en la Miguel Hidalgo, y la de Rafael Acosta , "Juanito", por Iztapalapa.
  
  
  De "Juanito" sólo puedo decir que con su solicitud de licencia y eventual renuncia al puesto se acabó una de las tragicomedias mas patéticas, y morbosamente interesantes, de la política mexicana en los últimos tiempos. Por el motivo que haya sido, por las buenas o por las malas, lo que le haya dicho Marcelo Ebrard tuvo el resultado correcto. Por mas antipatía que se pueda sentir por AMLO y achichincles, desear que Rafael Acosta se quedara a gobernar Iztapalapa era desearle a la gente de esa delegación un mal mayor.
  
  
  De Sodi, tengo que decir que me decepcionó mucho. He seguido con cierta atención su carrera política desde 1994, cuando renunció públicamente al PRI, y ha sido uno de los políticos que me han inspirado respeto por su congruencia de ideas, inteligencia y postura conciliadora y mesurada. Pretender hacer creer, sin embargo, que la infame entrevista que le hizo Televisa durante el partido Pumas-Puebla de la liguilla del torneo pasado fue un acto de casualidad y sin intereses u obligaciones tácitas de por medio, es un insulto. Es tener muy poca madre. La ratificación de su victoria sin embargo es legal. Mi convicción siempre ha sido, y sigue siendo, que la legalidad no puede estar sometida al sentido de justicia de nadie, sea del partido que sea.

• Fin de semana deportivo. Perdió la Máquina (otra vez) contra los Ti-gue-res, 2-1. Que poca madre... Jugando con ventaja de 1 hombre nos meten el primero. Luego otro. La última media hora fueron 11 contra 9 y ni así metimos un méndigo gol... Pero las buenas noticias fueron que perdió el América (algún día explicaré mi odio, que no, no tiene que ver con lo que la mayoría cree). En la liga española hubo durante las primeras cinco jornadas una competencia de miradas entre picudos, a ver quién pestañeaba primero. El Barcelona ganó ayer, por la mínima, al Almería de Hugo. Hoy finalmente pestañeó el Madrid y que gusto que me da. Para terminar el fin, hoy ganaron mis Dolphins por primera vez en la temporada. Tundieron a los Bills de Buffalo, 38-10, en casa. El nuevo quarterback, Chad Henne, lo hizo bien, pero la fuerza del equipo fueron el juego terrestre y la presión defensiva. Con 1 ganado y 3 perdidos las cosas prometen mejorar poco a poco.
  
  
  
  
  
  
• Tenía yo 12 o 13 años, cuando mucho, cuando leí "La Noche de Tlatelolco" de Elena Poniatowska. Para quién no lo conozca el libro es una colección de testimonios orales y fotográficos sobre aquellos lejanos días de 1968, los previos al 2 de Octubre, sobre la esencia del Movimiento, los actos criminales de represión y sus secuelas a corto plazo en la vida de los que los padecieron, directa o indirectamente.
  
  
  El libro me impactó. Es una lectura obligada para cualquier mexicano que desee comprender la dinámica social de este país en el último medio siglo. Hace unos días, con motivo de los asesinatos en el metro Balderas en Ciudad de México, recordé este libro. Reflexionando asombrado, y hasta indignado, por la indiferencia de algunas personas alrededor de aquel hombre, Esteban Cervantes Barrera, que durante 18 segundos -los últimos de su vida- lucha contra su asesino me vino a la mente este pasaje que tuvo lugar durante uno el momento más álgido y crítico del ataque sobre la Plaza de las Tres Culturas:
  
  
  Un niño de cinco o seis años que corría llorando rodó por el suelo. Otros niños que corrían junto a él huyeron despavoridos pero un chiquito como de seis años se regresó a sacudirlo: "Juanito, Juanito, levántate". Lo empezó a jalonear como si con eso fuera a reanimarlo: "Juanito, qué te paso?" Seguramente no sabía lo que es la muerte, y no lo iba a saber nunca, porque sus preguntas ya no se oyeron, sólo un quejido y los dos pequeños cuerpos quedaron tirados sobre el asfalto, el uno encima del otro. Yo lo vi todo. Quería arrastrar al pequeño hasta la zanja donde me encontraba. Le grité varías veces pero como las balas silbaban por todas partes no me atreví a ir por él. Me limité a gritarle: "¡Niño, niño, ven acá, niño!", pero estaba demasiado ocupado en revivir a su amigo. ¡Hasta que le dio la bala! Sé que soy un cobarde, pero sé también que el instinto de conservación es terriblemente egoísta.
  
  
  -Jesús Tovar García, estudiante de Ciencias Políticas de la UNAM.
  
  
  
  
• Este fin de semana doy comienzo a otro blog al cual estan cordialmente invitados. Es un proyecto que tiene rato quería hacer, para dedicarlo a la memoria de alguien muy especial para mí, al amor por su pueblo natal y a sus leyendas. Ojalá se den una vuelta de vez en cuando a Historias de mi Abuelo.



• Hay un lugar, volando sobre el océano, donde el horizonte en que cielo y mar se juntan se pierde a la vista. No se puede decir donde termina uno y comienza el otro. Sin la distracción de nada, en presencia sólo del propio ser, es difícil saber si uno se esta acercando o se aleja, si el arriba y el abajo aún están donde solían estarlo. Así deben ser el enamoramiento y el amor. En la sensación de libertad del uno el alma vuela eufórica; en la inmensidad y profundidad del otro, se sumerge apacible.