El derecho a casarse (III)... y a adoptar. [Re-post]

Finalmente sucedió. En los últimos días la Suprema Corte de Justicia de la Nación declaró la validez en todo el país de los matrimonios de parejas del mismo sexo, que hasta ahora sólo pueden celebrarse en el D.F. Apenas el día de ayer declaró a dichas parejas capaces de adoptar hijos, con una votación, otra vez, de 9 contra (VIDEO).

En éste espacio he escrito de esto en diferentes ocasiones. Esto ya no tendrá marcha atrás en el Distrito Federal y a partir de ahí es sólo cuestión de tiempo para que se extienda por todo México. Hoy que los matrimonios para parejas del mismo sexo y la posibilidad de que adopten son una realidad en el país, quiero republicar mi último escrito sobre el tema porque ante la inminencia de dicha realidad se están escuchando de nuevo, y con fuerza, las voces conservadoras -y algunas retrógradas- en contra de éste logro social.

"Matrimonio y adopción... para toda la Nación".

Hoy, 4 de marzo de 2010, entran en efecto en el Distrito Federal las reformas al Código Civil que permiten los matrimonios de parejas del mismo sexo, al igual que la posibilidad de adopción para ellas.

Los estados de Jalisco, Baja California, Morelos, Guanajuato, Sonora y Tlaxcala, todos ellos gobernados por el PAN, promovieron controversias constitucionales ante la SCJN para tratar de que se le diera marcha atras a esta ley. Los estados en cuestión básicamente se rehusaban a ser "forzados" a reconocer el carácter legal del matrimonio entre parejas del mismo sexo dentro de sus territorios. Nadie les pedía que adoptaran la ley como suya, nadie les pidió que esos Estados comenzaran a efectuar matrimonios de esta naturaleza, sólo que reconocieran el estado civil que a estas parejas les otorgaba otro Estado de la Federación en pleno uso de su facultad para emitir una legislación local, sólo se les pedía simple respeto al pacto federal.

Hace una semana la SCJN desechó estas controversias y eliminó así los últimos obstáculos legales que podría tener la nueva ley. Para aquellos que creen en la imperiosa necesidad de que vivamos en un país menos discriminatorio, en una sociedad mas justa (entre los que humildemente me cuento), el día de hoy marca un gran logro, por mucho tiempo buscado.

Sin embargo debemos estar conscientes que la lucha está lejos de terminar. Vivimos en un país en el que predomina un conservadurismo recalcitrante negado a ver que en lo que cree justa defensa de sus ideales, de su visión del hombre y de la sociedad, así cómo en la búsqueda de la imposición de su moralidad, está injustamente despojando a un sector de la población al que históricamente ha discriminado y estigmatizado de un derecho: el derecho a contraer matrimonio.

Los opositores al reconocimiento de los matrimonios del mismo sexo y su derecho a la adopción han blandido argumentos como los siguientes:

  • El matrimonio debe existir solo entre una pareja hombre-mujer porque es lo natural.
  • El matrimonio de parejas del mismo sexo amenaza a la institución social de la familia.
  • Una pareja de hombres o de mujeres no pueden concebir vida naturalmente, por tanto no deben casarse ni criar hijos.
  • Los hijos de parejas gay seran objeto de la discriminación y la burla constante en los diferentes ámbitos de la vida durante su crecimiento.
  • Los hijos de parejas gay serán expuestos a un estilo de vida que los convertira en gay a ellos mismos, o en depravados sexuales.

El hombre, evidentemente, está más allá, para bien y para mal, de los límites que la naturaleza le ha impuesto al resto de sus integrantes y ha probado ser mucho más que un animal racional: ha construido alrededor de sí mismo una sociedad y una civilización.

El matrimonio no es un acto "natural" como lo entienden ellos (los animales no se casan), es un acto social y civilizado. Su definición tradicional se ha mantenido por generaciones y sin embargo hay contundente evidencia estadística de que el matrimonio como institución se encuentra en crisis. El porcentaje de divorcios se ha incrementado constantemente en las últimas tres décadas.

La descomposición social que vivimos es en gran parte producto del fracaso y la fractura de muchísimas familias debido a numerosos males como la violencia intrafamiliar, la discriminación de género, una pobre educación sexual, el alcoholismo, la drogadicción, la ignorancia y/o rechazo al compromiso, entre muchas otros. En verdad es una amenaza para la integridad del matrimonio la existencia y reconocimiento legal de parejas del mismo sexo? Me parece que nosotros como sociedad predominante y tradicionalmente heterosexual hemos atentado lo suficiente contra dicha integridad, sin mayor ayuda, y lo seguimos haciendo.

La paternidad y maternidad van también mucho más alla de la capacidad de engendrar. Por qué motivo los mismos que justifican su rechazo a que las parejas gay puedan adoptar con el argumento de su obvia incapacidad para concebir no rechazan también la adopción por parte de parejas heterosexuales infértiles? Porque no se trata de eso en realidad, sino de retener como exclusivo para sí mismos el derecho a casarse y tener hijos, al que son merecedores por el simple hecho de practicar la heterosexualidad... y ser mayoría numérica.

Es cierto que en las condiciones actuales en que vivimos un niño o niña que tenga dos madres o dos padres en lugar de uno de cada género será inmerecida y cruelmente expuesto a la burla y el rechazo de otros niños, en la escuela, en la calle, en cualquier lado. Quién tendría la culpa de eso? Quien desea vivir la experiencia, tanto con las preocupaciones como con las satisfacciones que conlleva, de ser padres o madres independientemente de la orientación de su sexualidad, o aquellos padres y madres que crían a sus hijos y los enseñan irresponsablemente, activamente o de manera pasiva y complaciente, a discriminar a los que son diferentes a ellos? Al pobre, al "prieto", al viejo, al gordo, al chaparro... al marica?

Por otro lado quien tiene garantizado, sea hijo de padres heterosexuales o no, que no será objeto de burlas y discriminación por cualquier condición física, social o económica que nos hace diferentes del resto de los demás? Nadie.

Siendo desde temprana edad hijo de padres divorciados puedo decir, basado en mi experiencia, que hace treinta años ese era un gran estigma social, tal vez sólo superado en su momento por el de ser hijo o hija de madre soltera. Hería. Avergonzaba, y sin embargo aprendí que era cierto, como lo sigue siendo hoy, que quien está equivocado es quien insulta y discrimina, no el que es diferente; aprendí que esos estigmas se superan exitosamente cuando en el hogar nos cobija una familia que nos da amor, respeto, apoyo y comprensión. Creo que cualquier niño o niña que tenga eso en su vida podrá convertirse en un adulto libre que será producto principalmente de sus propias decisiones y valores, arquitecto de su propio destino, y no "víctima" de la raza, religión, condición social o económica ni de la orientación sexual de sus padres.

A final de cuentas todo se reduce al reconocimiento de que ese acto que es único de la raza humana, que no existe en la naturaleza entre sus animales ni vegetales sólo en el ser humano, el amor, cuando libre, maduro, de mutuo consentimiento, puede tener más de una forma de sentirse, de vivirse y de expresarse.

Estoy convencido que por congruencia con nuestra humanidad el derecho de las parejas del mismo sexo a contraer matrimonio y formar una familia es uno que debemos aceptar, bienvenir, defender y celebrar, especialmente hoy.

Pero también mañana... y siempre.


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